El
mundo del transporte público ya dejó de ser gobernado por los hombres, puesto
que ahora es muy común ver mujeres cobradoras y hasta conductoras. Esto también
afecta al transporte privado que ha empezado a adoptar ese cambio. Para la
mayoría de personas no importa si el vehículo cuenta con un seguro para taxi si
es una mujer la que va al volante.
Si
bien, a la hora de tomar un taxi lo primero que hacemos es verle la cara al
conductor, porque estamos acostumbrados a escuchar en los noticieros sobre accidentes,
robos, violaciones y muertes en vehículos que ofrecen este tipo de servicio
privado.
Muchos
de los choferes creen que están compitiendo en una carrera y llegan a creerse
los amos y señores de la velocidad. Con esto no quiero decir que todo conductor
hombre sea una bestia al volante, porque no es así, muchas veces he disfrutado
de buenas conversaciones con algunos taxistas sobre deportes o de política;
incluso he recibido más de buen consejo sobre la vida.
Ya
que, si lo vemos por ese lado, sentarnos a conversar con un conductor que tenga
como labor diaria el interaccionar con una infinidad de otras personas es muy
interesante. Pero, el panorama cambia por completo cuando se trata de una
mujer, porque nos proporciona una completa seguridad ni bien subimos al
vehículo.
El
por qué es muy simple, existen muy pocas posibilidades que seamos asaltados o
incluso asesinados por una de ellas, y hago referencia a los noticieros otra
vez, porque no existen noticias que describan algo parecido. Fuera de eso, las
mujeres al conducir tienen mucha más prudencia, nadie las apura. Además, son
muy respetuosas a la hora de tratar a la gente. Por eso, el simple hecho de ver
a una mujer en el asiento de adelante nos da seguridad plena.
Debemos
recalcar que a nosotros como pasajeros no nos incomoda por nada que nuestro
piloto sea una mujer. El problema radica en los otros conductores. Ya habíamos
mencionado que en el mundo del transporte tanto público como privado está
gobernado por hombres con un pensamiento 100% machista.
Por
mucho tiempo hemos escuchado que la relación entre mujeres y los autos es
parecida al del agua y el aceite cuando tratamos de mezclarlos. Pero para los
conductores esta es una regla inquebrantable, por eso es común escuchar frases
entre ellos como: “las mujeres solo sirven para la cocina” o “no hay nada peor
que una mujer al volante”.
En
estos tiempos ya todo eso ha quedado en el pasado. Las mujeres han sabido
ganarse un lugar en el trabajo que desde sus inicios solo fue hecho para los
hombres. Incluso ya desde unos años existen programas que alientan a las
mujeres a tomar este tipo de trabajo, quienes a punta de esfuerzo han logrado
mantener a su familia.
En lo personal, a la hora de tomar un taxi, no le doy mucha importancia
si el conductor sea hombre o mujer porque creo en la igualdad de género. Lo que
sí chequeo siempre es que se tenga un buen seguro de carros y que el piloto en
turno genere confianza en mí sin importar, claro está, el género.
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